Las raquetas de nieve nos permiten disfrutar de las caminatas en nieve polvo durante todo el invierno. Lo más importante es saber cómo usarlas. Aquí van algunos consejos básicos, unas sencillas recomendaciones que harán de nuestro paseo sobre la nieve una travesía más segura y efectiva.
PONERS LAS RAQUETAS
Las raquetas tienen una fijación que sujeta al pie por la puntera y el talón. Antes que nada, tendrás que regular la longitud de la fijación: el talón es regulable -se mueve adelante y atrás-para que puedas adaptarlo a la longitud de tu pie. Mete primero la puntera, luego el talón y ajusta las correas alrededor del pie para sujetarlo, pero no demasiado prietas, para que no te corten la circulación del pie y evitar así que se te congelen. En caso de que la raqueta no disponga de puntera-cazo, hay que colocar la punta dejando unos 4 cm de espacio con el marco.
CON ALZA PARA SUBIR
Unas buenas raquetas de nieve disponen de un alza en el talón. Conviene usarla durante la subida porque elevan los talones del suelo y así no tenemos que hacer tanto esfuerzo, y las piernas descansan.
EN LLANO
Comienza la marcha con un “tempo” rítmico que seas capaz de mantener. Luego, camina apoyándote firmemente en los bastones y con las piernas separadas lo justo para que las raquetas no se peguen la una contra la otra, para no tropezar.
PARA ASCENDER
Lo que mejor funciona es subir de forma frontal, y con las sujeciones del talón sueltas, para permitir al pie un movimiento natural de flexión. Avanza paso a paso, hincando bien la punta de las raquetas en la nieve y echando el peso del cuerpo hacia adelante. Si aun así, uno siente que se va hacia atrás o que las raquetas no se adhieren a la nieve lo que debieran, se recomienda subir en zig-zag.
MONTAÑA ABAJO
Sujeta bien los talones, busca dónde clavar con seguridad los bastones y comienza el descenso en línea recta. Durante la bajada hay que hacer lo contrario que en la subida: llevar el peso del cuerpo hacia atrás para evitar irse hacia adelante y clavar bien los talones en la nieve. Cuanto más empinada sea la pendiente y más dura esté la nieve, más pequeños deben ser los pasos con los que bajamos. ¡Ojo, tenemos que tener especial cuidado si llevamos raquetas grandes!
Fuente: www.revistaoxigeno.es