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¿Disfruta las termas?. Cierre por un momento los ojos e imagine un valle cordillerano por donde corren ríos de agua cálida de un caudal suficiente para arrastrar a un adulto, pozones naturales y vaporosos rodeadas de paredes de 3 metros de nieve, silencio absoluto y ni una sola persona en kilómetros a la redonda.
No hablamos de Islandia o un recóndito paraje siberiano: esto está a pocas horas de caminata de las Termas de Chillán. Sólo debe animarse a desenfundar sus zapatos de montaña y echarse la mochila al hombro.
¿Cuándo ir?
Entre noviembre y abril, la ruta está despejada de nieve y todo resulta más sencillo y llevadero, así como menos agotador físicamente, aunque el lugar es más frecuentado y es más probable encontrarse con más caminantes. Entre mayo y octubre se debe llevar raquetas de nieve o esquíes de montaña, así como buen abrigo, pero a cambio el paisaje es inigualable –las piscinas forman un agujero rodeado de nieve- y la soledad está casi garantizada.
¿Cómo llegar?
En auto propio: Desde Santiago, son 417 kilómetros hasta Chillán, y luego 82 kilómetros cordillera adentro hasta el maravilloso centro de ski Nevados de Chillán, de los cuales sólo los último 8,2 no están pavimentados, aunque el camino se mantiene en buen estado y apto para todo vehículo, salvo inmediatamente después de nevadas.
En transporte público: Desde Santiago, buses Nilahue realiza viajes directos. Desde Chillán, es posible tomar Buses Montecinos (Sargento Aldea 647) y Buses REM (Terminal La Merced) llegan al centro de ski.
Una vez en el estacionamiento, está la opción de partir disfrutando la bendición geotermal de esta zona incluso antes de partir, en la piscina pública del resort. Se debe pagar $6.000 por persona y habrá que compartirla con numerosos visitantes, por lo que parece mejor idea reservarla para el regreso, cuando los músculos cansados de la caminata de regreso clamen por su recompensa.
Desde el estacionamiento (1721 msnm), hay que comenzar a caminar por un sendero que sube por el bosque de coigües y robles ubicado inmediatamente al sur del camino vehicular (un cartel lo indica). Se pasa junto a unas llamativas fumarolas, y se llega luego a un terreno más abierto, donde hay otro grupo de piscinas y barro termal, concurridas en verano. La recomendación es ceder a la tentación y continuar la marcha. Se debe luego cruzar un valle de montaña, y ascender luego la parte más dura, hasta el Paso del Pirigallo (2.402 msnm). El tramo final es ya por un tramo de media montaña, de líquenes y roca desnuda; un rincón donde el invierno es demasiado duro para permitirles a los árboles echar raíces.
Una vez en el paso, aparece el Valle de Aguas Calientes en todo su esplendor: los ríos termales están esperando por nosotros 350 metros más abajo. Se debe zizaguear por la ladera, hasta el arroyo (aún frío) que corre a su pie. Sólo 250 metros más adelante cruzamos el primer río termal, el más caudaloso de todo. La recomendación es avanzar media hora más valle arriba, hasta la más alta y solitaria de las piscinas. Ahí converge un río caliente con un estero de agua helada, lo que permite regular la temperatura a piacere. Tiempo para descorchar un vino, echarse a conversar con los compañeros de caminata y esperar a que llegue la noche y sus estrellas fugaces.
Descripción detallada de la ruta y coordenadas para GPS: Valle de Aguas Calientes en Wikiexplora.