Envolverte en estos “trocitos” de plástico aluminizado puede salvar tu vida o suavizar una noche imprevista al raso. Conoce qué hay de verdad en sus cualidades y qué es leyenda…
En la década de los setenta los montañeros franceses adoptaron rápidamente el uso de un plástico aluminizado, desarollado previamente por ingenieros de la NASA, como manta ultraligera de supervivencia. Su conocimiento en España vino a través del hincapié que el alpinista francés Jean Carron hizo en su manual “Alpinismo en diez lecciones” sobre sus sorprendentes cualidades. Cuarenta años después aún no está presente en la mayoría de nuestras mochilas por desconocimiento o considerar erróneamente que es un accesorio obsoleto (o más propio de supervivientes de documental “amañado”), aunque es más habitual en las mochilas de los corredores de montaña, ya que en la mayoría de los ultras es un elemento obligatorio del equipo.
Ventajas de una manta de supervivencia
Entre las ventajas reales destacan:
- Aumento del aislamiento térmico de un saco o de una prenda: hasta casi +8ºC cuando nos encontramos por encima de 0ºC y de +3 a +5ºC adicionales si estamos bajo cero.
- Vivac “a pelo” cuando nos sorprende la noche o abrigar a un accidentado hasta que venga el grupo de rescate.
- Aislamiento del calor del sol: permite refrescar de +5 a +10ºC si estamos a pleno sol entre los+20 y los +40ºC. Pero es importante que esté separada del cuerpo, en plan toldo al menos 30 centímetros.
- Protección de la lluvia, por muy intensa que sea. Es totalmente estanco, a diferencia de las chaquetas, que sólo se muestran impermeables durante unas horas limitadas.
- Protección de la humedad del suelo, tanto para dormir sobre una colchoneta como en una tienda cuyo suelo pueda calar.
- Protección antipinchazos moderada para colchonetas autoinflables y sacos de dormir.
- Recogida de agua para beber, ya sea procedente de la lluvia o de láminas de agua de muy poco espesor que chorrean por una ladera o llambría (evitar el lado brillante en contacto con el agua a beber sólo tras potabilizar).
- Infiernillo de emergencia en casos concretos (derretir nieve sin gas a pleno sol para obtener agua).
- Cubremochila de fortuna en caso de lluvia, anudando las esquinas a hombreras y portapiolets.
Para qué no sirven
De forma general, no tiene propiedades mágicas:
- No protegen de la caída de un rayo. De hecho, los fabricantes advierten quizá demasiado precavidamente de que no deben usarse en caso de tormenta. Pero posiblemente los pocos miligramos de metal que incluyen son mucho menos peligrosos que mojarse, entrar en hipotermia, llevar un móvil encendido, estar de pie o sobre elevar la manta con los bastones .
- No transpiran. Eso no suele suponer un problema cuando se está durmiendo con la manta recubriendo el saco (pues el tejido de los sacos es hidrófugo) o sentado quieto esperando a un compañero o que cese la lluvia.
- No sustituyen a una buena tienda, un buen saco o una buena chaqueta. Son un medio de fortuna excepcional pero no la panacea.
La “dorada”
La más popular de todas y la menos interesante por su escasa resistencia. Pesa 50 gramos y abulta lo mismo que un paquete de cigarrillos. Ruidosa. Es mejor que no llevar nada y obligan a levarla en las competiciones en la naturaleza, pero no resulta la más recomendable porque un golpe de viento o una lluvia fuerte pueden romperla.
La intermedia
Pesa 100 gramos y tiene sentido si salimos con gente que nunca suele llevar manta y decidimos cargar con dos para prestar una. Abulta la mitad que la gruesa pero es menos polivalente.
La gruesa o más recomendable
Doscientos gramos a cambio de una gran longevidad, resistencia a la tracción, perforación y desgarro notables para ser un simple plástico de poliéster. La más recomendable de todas, tanto para senderistas confirmados, como montañeros, esquiadores, alpinistas o grupos de rescate.
Consideraciones finales
- Lleva siempre una manta de supervivencia gruesa en la mochila, por muy corta y suave que sea la actividad y otra nueva en el coche (accidentes de carretera o para prestar a un amigo que la haya olvidado en casa).
- Pese a que sus dimensiones son generosas –habitualmente 220x140 cm- hay que llevar una por persona, no una a compartir por dos personas.
- Si prevés lluvia, asegúrate antes de salir que tu manta no está perforada por el contacto con piedras del suelo o ramas.
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